A pesar de que un conjunto importante de las personas que viven en situación de calle en México son mujeres, no suelen ser visibles para la investigación académica ni para la sociedad en su conjunto.
Por eso el Día Internacional de la Mujer puede ser una oportunidad para visibilizarlas, coincidieron las participantes de la mesa “Mujeres en situación de calle”, que se llevó a cabo el 8 de marzo como parte de las Jornada de pláticas “Espacios de diálogo, respeto y entendimiento” en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), y organizada por la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales y del C3, Alí Ruiz Coronel.
“En general, el tema de la vida en calle no es un tema tan abordado dentro de la academia (...) mucho menos lo que es ser mujer y vivir en la calle. La vida en calle se va complejizando por cuestiones de género y de posición social”, explicó la antropóloga Lorena Paredes González, quien trabaja el tema desde el colectivo Psicocalle y quien dedicó su tesis de maestría a los entramados de violencia que afectan a las mujeres que viven en la calle.
Un elemento crucial para lograr visibilizarlas es dejar de pensar que son un conjunto homogéneo. “Normalmente se habla de que la mayoría de quienes habitan las calles son hombres, pero la población callejera es diversa: personas de la tercera edad, personas LGBT [lesbianas, gays, transexuelaes y bisexuales] y también niños y niñas”, compartió Victoria Sámano, mujer trans y activista en favor de las mujeres LGBT en situación de calle.
“Todas tienen diferentes necesidades y eso es parte muy importante que el gobierno debería voltear a ver, porque no es lo mismo brindarle apoyo a un hombre que se encuentra en situación de calle que a una mujer cis, o a una mujer trans, que está viviendo en las mismas situaciones”, dijo.
Otra dificultad que suele enfrentar la población de calle es la falta de identidad. Lo vivió la médico general de la Secretaría de Marina Armada de México, Laura Díaz Sánchez, cuando participó en las jornadas móviles para vacunar contra COVID-19 a varias personas de calle: “Se sorprendieron y dijeron: ¿es en serio? No tengo INE, no tengo acta de nacimiento, no tengo cómo demostrarte que yo soy una persona, que soy un individuo, que tengo un nombre”.
Las participantes coincidieron en que cualquier intervención en los entornos callejeros tiene que partir de la empatía y la voluntad de conocer las condiciones de las distintas personas que la habitan.
Intervenciones que contribuyen a cambios reales
Para la académica del C3, Alí Ruiz Coronel, las personas que viven en situación de calle se ha convertido en un tema de investigación, a través del cual busca analizar, diagnosticar y provocar cambios reales en estas poblaciones.
“Quería ver el efecto de las intervenciones en las personas, que no fuera exclusivamente subjetivo; que efectivamente una intervención genere un cambio”, explica.
Para ello, Ruiz Coronel ha echado mano de las ciencias de la complejidad, que le ayudan a evaluar todos los factores relacionados con las personas en situación de calle: “Cuando quieres hacer esas mediciones, evidentemente no son mediciones lineales
directas sino que tienen que ser mediciones complejas, es decir, no puedes ver la parte médica disociada de la parte social o la parte social disociada de la parte económica, política, etcétera”.
“No solamente es un tema de falta de vivienda, es un tema de salud, de consumo de sustancias, de historia de vida, de familias disfuncionales, que solo interactuando conjuntamente pueden generar un cambio real que transforme la vida de una persona a lo largo del tiempo”.
Para la investigadora, las intervenciones que realmente logran propiciar un cambio suelen ser las que son interdisciplinarias e interseccionales (participa la academia, la sociedad civil y el gobierno); pero también son las implican un trato personal e individualizado, libre de prejuicios.
Para Ruiz Coronel, las intervenciones que realmente funcionan son aquellas en las que hay un involucramiento real. “Cuando realmente interactúas con esa persona como persona, con alguien con nombre y apellido y te olvidas de a qué huele y cómo se ve, descubres cuáles son sus capacidades y las debilidades que lo expulsaron y lo obligaron a vivir en situación de calle”.
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